viernes, 29 de mayo de 2009

Crisis Mundial... desde otra perspectiva

Me enviaron este correo electrónico con un escrito que se le atribuye al escritor Gabriel García Márquez. Son muchas las cosas que transitan en la red a nombre de personas que realmente no fueron sus autores y están mal adjudicadas. Desconozco si este es el caso pero lo presento porque tiene un mensaje del que podemos aprender. Curioso como soy, estuve estudiando y luego les abundaré de "la profecía autocumplida" o "el efecto Pigmalión". Como en PR nos gusta chisme muy bien puede suceder aquí:


Crisis Mundial... desde otra perspectiva / Gabriel García Márquez

Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora mayor que tiene dos hijos, uno de 19 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: "No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo".

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: "Te apuesto un peso a que no la haces". Todos se ríen. El se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla, y él contesta:
"es cierto, pero me he quedado preocupado de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo".

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está
con su mama, feliz con su peso y le dice:
"Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto".
¿Y por qué es un tonto?,
"Porque no pudo hacer una carambola sencillísima, según él preocupado con
la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo".

Y su madre le dice:
"No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen".
Una pariente que estaba oyendo esto y va a comprar carne y le dice al carnicero:
"Déme un kilo de carne", y en el momento que la está cortando, le dice:
"Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo es mejor estar preparado".

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice:
"mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas".
Entonces la vieja responde: "Tengo varios hijos, mejor déme cuatro kilos..." Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.

Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde. Alguien dice: ¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo? ¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor! Sin embargo, dice uno, a esta hora nunca ha hecho tanto calor. Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor. Sí, pero no tanto calor como hoy. Al pueblo todos alerta, y a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: "Hay un pajarito en la plaza". Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito. "Pero señores, dice uno siempre ha habido pajaritos que bajan aquí". "Sí, pero nunca a esta hora".

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. Yo sí soy muy macho, grita uno. Yo me voy. Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que todos dicen: 'Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos'. Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: "Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa", y entonces la incendia y otros incendian también sus casas. Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado:

¿Viste mijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?

Esto es lo que en sociología llaman "la profecía autocumplida" o "el efecto Pigmalión".

Por eso:
No hagas caso del rumor.

· No seas un instrumento para crear el caos.
· Lo negativo atrae a lo negativo
· Sé POSITIVO.
· Tratemos de construir con visión de futuro y no de destruir lo que tenemos.

"Continuar hablando de la crisis solo la hará más fuerte" Actua como de costumbre pero atento a los retos, busca formas creativas de solucionar los problemas. Son las dificultades las que te enseñan a sacar lo mejor de ti. Disfruta el proceso como una escuela donde aprenderás formas nuevas de salir adelante, de esta forma no solo sobrevivirás la crisis sino que saldrás fortalecido.


"En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento".
Albert Einstein

8 comentarios:

Taína dijo...

Estoy de acuerdo contigo, los pensamientos son imanes.

Anónimo dijo...

Esperanzador, Creativo y Fenómeno. Muy bien que el pensamiento positivo se apodere de los que le debo los 2 meses de renta, el mantenimiento, la escuela y matrícula de los nenes, el supermercado y cada vez que los nenes me digan que tienen hambre. Con mi alegría y sonrisa contagiosa les voy a decir a los crios, niño no te preocupes que la crisis esta es pasajera vete a jugar al parque y cuando te de hambre vete a casa del vecino
a ver si te acuestas con algo en el estómago y de paso te llevas una mudita para que te bañes que hoy nos cortaron el agua pero no es nada mi vida, la vida sigue siendo bella. Además más abajo vive gente.

Borincano dijo...

Anónimo

Al parecer estas en el momento en que saldrías huyendo y quemarías la casa. Las circunstancias por las que estés pasando pasarán y quizás tu no puedas evitarlas pero si puedes escoger tu actitud hacia ellas. No creo que tu quieras que tus hijos te recuerden como la madre deprimida e irritable. Quiero pensar que prefieres que tus hijos expresen al igual que la juez Sotomayor el enorme orgullo que sienten de ser tus hijos por que a pesar de las desventuras les diste una vida sana, con necesidades pero de amor, felicidad, armonía y de futuro. Que la vida te sonría.

Borincano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Borincano dijo...

Gracias por tu visita Taina. De acuerdo contigo, y si fuera el caso que estamos equivocados al menos la pasaríamos alegres y no aborrecidos de la vida.

Anónimo dijo...

¿Mala idea anunciar que te coge la crisis?

Por Víctor Hugo Purón Fonseca

vhgato@yahoo.com

Si darse cuenta de la crisis y hablar de ella sólo se tratara de profecía autocumplida o efecto Pigmalión -como se le atribuye al Gabo tal conclusión, a partir de una fábula moderna que tiene, según veo, otro sentido-, no sería este un incendio y una estampida reales, un más que gravitante peligro sobre todos los pueblos, una monstruosa presencia cierta en la propia sala de cualquiera.

La advertencia hecha tempranamente por Carlos Marx no fue (no es), válganos, mera profecía, como la que hubiera emitido la inspiración de una madrugadora vieja en ayunas o cualquier adivinador de cábalas por afición o impulso, sino acción consciente y de praxis como veedor profundo en las entrañas de los pueblos, para que así lo definiera José Martí, y descubridor de los mecanismos socioeconómicos que provocan las crisis.

El moro alemán y universal dijo lo que dijo porque conocía profundamente y sin aspavientos cómo estaba hecha la sociedad y a dónde la conducía irremisiblemente esa forma de ser, por leyes del sistema de las relaciones entre las personas.

Incluso, para mal llevar cualquier sambenito de profeta místico, tuvo el acierto, como buen revolucionario de su tiempo, de ser lo suficientemente apasionado para imprecisar el acabose futuro con el argumento -que devino insuficiente- de las crisis cíclicas y cada vez más profundas.

Ni imaginarse podía el gran aguafiestas del capital la globalización integral contemporánea de todos los absolutos, que se ha dado en este mundo multiconectado para anunciar una crisis de nuevo tipo como es la actual: económica, financiera, alimentaria y ecológica.

Nadie, pues, ya que ni siquiera hubiera podido serlo el todopoderoso Marx, ha sido autocumplidor de su profecía ni cuco moderno de sí mismo. Lo incontrovertible es que aunque el estropicio acaece en las cúpulas financieras, sus consecuencias vienen a parar, como platos rotos que deben pagarse, a las más humildes cabañas. "Han echado basura en mi verde jardín", podría decirse con el poeta cantor Silvio Rodríguez.

El viejo metemiedos del saco sigue siendo el mismo capitalismo de antes pero más decrépito y más maldito, que convierte su real mandamás -el dinero- en papelitos desvalorizados, después que juró y perjuró que tanto valían los virtuales valores de su casino especultativo como las cosas verdaderas que se emplean para satisfacer en rigor el alma y el cuerpo de la gente.

El mismísimo que acaba con el medio ambiente y los recursos naturales, convierte la comida en combustibles mientras cientos de millones de personas no tienen que comer, deja sin trabajo a otras decenas de millones entre los cuales hay gente que incluso decide preferir estar muerto a vivir en esa locura y él mismo se agencia el pasaje sin regreso al más allá.

Ninguna mentira diría quien en el billar del pueblo comunique, aún después de fallar la carambola sencilla, que el que le vende la carne al carnicero lo hace cada vez más caro, este último ha subido a la estratósfera los precios sobre el mostrador y la vieja que antes compraba una libra ahora sólo le llega con sus quilos a cuatro onzas de piltrafa, lo cual es de por sí algo bastante extraordinario.

Por el contrario, hace bien en avisar sin alarmismo irresponsable, pero con precisión objetiva, a los despreocupados parroquianos del billar que esta misma tarde el pueblo de hace un rato no será el mismo, y que la solución no es pegarle candela e irse con los cheles a otra parte, a una supuesta tierra dorada "fuera de esta mierda llena de egoísmo" -también aprovechando a otro inspirado cantautor cubano-, sino rebuscar en casa propia esas grandes riquezas que les permitan seguir viviendo en él.

Un patíbulo o similar remedio radical de caballo, quería Martí en los pueblos para quien no les dijera a tiempo la verdad.

Borincano dijo...

Hola Víctor Hugo,

Bienvenido son todos los hermanos cubanos a este mi humilde blog. Concuerdo contigo en la mayoría de tus planteamientos, en especial la decadencia del modelo capitalista. Mi escrito solo pretende ayudar a las personas que no tienen las herramientas ni conocimientos en historia ni economía a que despierten su creatividad y mantengan viva la esperanza de que todo este proceso parará y vendrán tiempos mejores aunque antes se ponga peor. Radica en el corazón y alma de las personas la forma en que quieran vivir.
Nuevamente gracias por tu visita.

Diego Arenas dijo...

Buena historia. ¿Alguien le habrá preguntado a Gabo si fue él el que la escribió?

Saludos!
@Triego

Apture

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