En los años sesenta, época que musicalmente se conoce como La Nueva Ola, surge en Puerto Rico una vocalista extraordinaria que, con su fuerza interpretativa y su figura delgada y simpática, cautivó inmediatamente a todos los puertorriqueños. Su nombre de pila, Luz Esther Benítez. Su nombre artístico: Lucecita Benítez.
Ya para estas fechas el que escribe empezaba a interesarse un la música y sus interpretes. Recuerdo las discusiones sobre quien cantaba mejor si Lucesita o Lissette Alvarez. Yo prefería y prefiero a Lucesita. Ese portento de voz acompañada de letras con sentido, muchas veces patrio, doblegaban mi gusto por la salsa y me hacían rendirme a sus canciones. De las fotos con que acompaño la reseña la más que me gusta es la que esta sentada con su afro. No se rían que en aquel tiempo así eran las modas, ya se reirán dentro de varios años de las modas de ahora. Vamos a explorar un poco más de su vida y no se pierdan el vídeo al final.
Nació en Bayamón, Puerto Rico y emprendió vuelo hacia las alturas de la fama, formando parte del grupo de jóvenes artistas que componían EL CLUB DEL CLAN, entre los cuales se encontraban quien fuera su primer y gran amor, el inigualable Chucho Avellanet. En pocas semanas, Lucecita había alcanzado popularidad que, por varios años consecutivos, ganó todos los Concursos de Popularidad Artística en Puerto Rico, Santo Domingo, Venezuela, Estados Unidos (Mercado Hispano)y otros países, desde el 1965 hasta el 1976.
Discográficamente hablando, ocurrió un fenómeno con Lucecita, ya que los sesenta era una época donde la mujer no vendía discos ni pegaba canciones en la radio. Sin embargo, Luz Esther lograba pegar en los primeros lugares las diez canciones de su elepé al mismo tiempo en diferentes emisoras, y simultáneamente en otros países, y se consagró como la artista de mayor venta de discos de aquella época.
En 1969, es invitada a participar en el Primer Festival de la Voz y La Canción Latina celebrando en México. Puerto Rico envió dos glorias: Danny Rivera y Lucecita Benítez. Esta última resulto ser la elegida a competir en representación de la Isla en dicho Festival. Para sorpresa de todos y para alegría de los puertorriqueños, el título de MEJOR INTERPRETE recayó en la boricua, quien se llevó además otros tres premios: MEJOR CANCIÓN (Génesis, compuesta por Guillermo Venegas Lloveras), MEJOR VESTUARIO (Martin) Y SEGUNDO ARREGLO MUSICAL (Pedro Rivera Toledo).
La competencia fue fuerte y reñida, y que artistas que hoy son grandes se disputaban el título con nuestra Lucecita. entre ellos: José Luis Rodríguez, Denisse De Calaf, Nini Cáfaro y otros. Pero el triunfo arollador fue para la estrella puertorriqueña quien, después de esa noche se convirtió en artista más cotizada y reclamada del mundo. Su fama la llevo a ser la primera en varios aspectos: Cantar en el Show de Ed Sullivan, llenar a capacidad el Madison Square Gardens, presentarse en el Carnegie Hall, el Roberto Clemente y el Hiram Bithorn con un éxito arrollador, compartir escenario con Sammy Davis Jr., y otras hazañas que ningún intérprete hispano había logrado.
No obstante, la madurez y la conciencia comenzaron a tocar su parte, y sus canciones florecieron en la expresión de sentimientos genuinos y honrosos que se integraban a la formación de la nueva LUCECITA: LA VOZ NACIONAL DE PUERTO RICO; título que conlleva la responsabilidad de izar su bandera y sostendría en lo más alto con su voz hasta tiempo indefinido. Hoy, Lucecita cuenta con su propio Sello Disquero, GRABACIONES LOBO, bajo el cual ha grabado excelentes producciones discográficas con la calidad, el amor, y la dedicación y el respeto que merece su público y que, sumadas a sus otras grabaciones componen una discográfica extensa, variada y de cinco estrellas otorgadas por críticos a nivel mundial. En ellas, Lucecita ha desbocado toda la pasión y el desenfreno de sentires y pensares que acompañan la intimidad de un corazón.
Su lucha no ha culminado; su compromiso aún permanece. Y su voz acompañada de un talento que va en aumento para hacer melodía en la cuerda más íntima de todo aquel que se hace sublime ante la realidad de una LUZ que nunca cesará de brillar.
Fui a ver a Lucecesita en Bellas Artes hace poco. Se me erizó la piel y se saltaron las lágrimas con Alfonsina y Génesis. Cantó insuperable, como ayer, con ese sentimiento único de Lucecesita. Que Dios la cuide y la siga bendiciendo por muchos años más.
ResponderEliminarLa mejor voz de america latina
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