Tengo un grupo de amigos con el que acostumbro arreglar el mundo en reuniones filosóficas de etílico carácter. Es un grupo mixto, compuesto por amas de casa, profesor@s, abogad@s, profesionales de los medios de comunicación, ejecutiv@s de ventas, obrer@s, estudiantes, etc. Cuando se traen a la mesa temas conflictivos como religión, política, sociología o sexo, el debate se enciende con iluminados argumentos. Mi concuñado es experto en estos temas, en el grupo le llamamos trivias. Muchas veces son tan profundas que le tenemos prohibido lanzarlas antes de que el nivel etílico este sobre el 50%. Son difíciles a sangre fría, hay que estar picao para fajarse con él en estos temas. En una de estas trivias, cercano a la intoxicación, debo haber sido muy efusivo y pude haber pecado de humildad pues provoque que mi amigo reaccionara con esta colaboración. La trivia no contenía argumentos xenofóbicos, por el contrario ambos abrazamos la utopía de ver a PR insertado en el proceso de apertura global. Sin más explicaciones aquí su colaboración:
Un país exitoso, que es un cantito de Puerto Rico .
Hace un tiempo tuve una discusión amistosa con mi concuñado (el editor de este blog) por una expresión suya de que los puertorriqueños somos mejores que los de otras nacionalidades. Entendía a qué se debía su opinión pero me pareció necesario objetar esa idea. Le indiqué que no somos ni mejores ni peores, que como otras nacionalidades hemos hecho cosas muy buenas en ciertos momentos pero que al igual que otras nacionalidades también hemos cometido errores desastrosos. No me pareció que lo hubiera convencido. Hoy quiero traer una historia que extraigo de un artículo que leí recientemente para apoyar dicha opinión mía y a la vez insistir en otra opinión relacionada que comparto con un número creciente de puertorriqueños.
El artículo se titula: “Soberanías Exitosas” El recurso más importante de un país es su gente. Para apoyar sus argumentos la autora sugiere una ficción (que no es ficción) para asombrarnos. Dice así:
“Para ir creando cierta curiosidad, y algo de asombro que los invite a la lectura de este interesante libro, permítanme contarles la siguiente ficción. Vamos a suponer que una mañana nos levantamos y encontramos que durante la noche, sin habernos dado cuenta, se nos han separado del mapa cuatro municipios del sur, Guayanilla, Peñuelas, Ponce, Juana Díaz, y un chispito de Santa Isabel. Este pedazo de tierra se nos separó del resto de la Isla. Ahora vamos a mudar a todos los puertorriqueños que viven en la Isla a esos cuatro municipios.
A este escenario, le vamos a añadir, que aterricen en el Aeropuerto Mercedita todos los puertorriqueños que viven en Orlando para completar cuatro millones de personas viviendo en el área. Ahora vamos a tomar el Puerto que tenemos en Ponce y lo vamos a convertir en el puerto de contenedores más grande del mundo. Para que tengan una idea de cuán grande sería ese Puerto, estamos hablando que manejaría la misma cantidad de contenedores que maneja actualmente San Juan, República Dominicana, Jamaica, Bahamas, Panamá, Colombia, Jacksonville, Miami, el Puerto de Nueva York y unos cuantos puertos más. Claro está, para poder acomodar toda esta actividad portuaria y mercantil vamos a necesitar ocupar como una tercera parte del territorio de Ponce. Ahora, por fin, tenemos ficción completa.”
Aunque ya conocía dicha historia sobre Singapur, pues había leído el libro a que hace referencia (Soberanías exitosas), me gustó la manera tan asombrosa y convincente en que construyó la comparación. Debo añadir a esa “ficción que no es ficción” que la economía de Singapur no sólo depende de su puerto de trasbordo, también posee múltiples acuerdos comerciales con muchos países, tiene embajadas alrededor del mundo, y una agricultura de exportación (por ejemplo, es el país que más exporta orquídeas en todo el mundo).
Si Puerto Rico es 14 veces más grande que Singapur, con gente capaz de volar al espacio, llegar al Everest, etc., etc…, ¿cómo no vamos a ser capaces de lograr lo que han logrado otros países soberanos? Ese artículo y el libro “Soberanías exitosas” debe ser lectura obligada para aquellos puertorriqueños que pensemos que Puerto Rico también puede, aunque no seamos los mejores del mundo.
Enlace para el artículo:
http://claridadpuertorico.com/content/view/404156/
Enlace para conseguir “Soberanías exitosas”:
http://www.vozdelcentro.org/
Eso me preguntaba cuando visite Singapur y me sigo preguntando lo mismo ahora que acabo de llegar de Hong Kong. Precisamente hablaba con unos amigos y creo que en la isla una gran mayoría sufre del sídrome del conformismo. Lo que nos impide reconcocer que necesitamos desarrollar un pais con una economia sustentable y soberano. Esa manía de muchos creer o actuar como si fueramos el ombligo del mundo nos lleva erroneamente a creer que en Puerto Rico to' esta bien y por qué arreglar lo bueno? Eso nos resta competitividad, consecuencia de nuestro conformismo generalizado. Claro le echamos la culpa a que somos Colonia (y, creame que yo estaría orgulloso de ver embajadas puertorriqueñas por el mundo); pero cómo se desarrollo Hong kong aún siendo colonia de Inglaterra y ,aunque no lo parezca ahora de China?. Eso es otro tema...
ResponderEliminarEstoy convencido de que podemos y tenemos el mismo derecho a ser tan buenos como los paises que aqui menciona, es cuestión de remar pal mismo lao'...¿lo lograremos algún día?
Todos los que trabajamos para que así sea, no dudamos en esa realidad, solo deseamos poder verlo antes de pasar a otros niveles.
ResponderEliminarC, los poderes a cargo, fuera y dentro de PR, han utilizado herramientas variadas y bien efectivas para mantener nuestra situación como hasta ahora. Pero no hay que desesperar. Debemos utilizar nuestras energías en continuar haciendo para lograr la soberanía y dejar atrás a los que nos quieren mantener separados del resto del mundo, aunque sea haciendo un poquito cada día; "tanto está la gota...". Y como dijo Betances: "Querer ser libre es comenzar a serlo."
ResponderEliminarDanilo