sábado, 19 de diciembre de 2009

Maldito sea el amor y malditos sean los hombres.


Así comienza la segunda parte de las historias de amor de Mayita.   Si estas leyendo esta reseña sin haber leído la anterior titulada "Un frustrado amor" del martes 15 de diciembre, debes detenerte.  Resulta que esta reseña es consecuencia y continuación de la anterior y podrían perderse en la trama. Opriman sobre este título en verde: "Un frustrado amor", podrán leer la anterior para luego regresar aquí nuevamente.

Era un lindo viernes de septiembre del último fin de semana de patronales, cuando arregladita como de costumbre salió Mayita con su bulto al hombro a vender cosméticos.  Aún estaba deprimida por el drama y la desilusión de aquella fatídica tarde que trato de escaparse con Yuyo.  Esa tarde Mayita no regresó.  Mayita había desaparecido.  Su madre dio la voz de alerta y comenzó la búsqueda.  Pronto se regó la voz por toda la comunidad, que inmediatamente se puso en vela.  Ella acostumbraba caminar todo el barrio vendiendo sus cosméticos pero nunca había llegado más tarde de las 7:00pm.  Eran las 9:00pm cuando su madre aviso y comenzamos a buscar.  No estaba por ninguna parte en el barrio así que extendimos la búsqueda a barrios adyacentes.  Inútil gestión, nadie la había visto.  Su madre y el resto de la familia estaban desesperados.  Llegó el sábado sin noticias de Mayita.  Ese era el tema del día en el colmado, muchos preocupados y una que otra doña bochinchera que se acercaban al colmado para enterarse del suceso y repartir su veneno al oído indiscreto.  Avisaron a las autoridades pero nada se sabía, se la había tragado la tierra.


Mayita era loca con mi padre y mi tío a los que consideraba como familia pues se había criado bajo sus concejos y protección.  Eran sus confidentes, ella les contaba casi todo, ellos guardaban bien sus secretos, la guiaban y aconsejaban para que no cometiera locuras de las que pudiera arrepentirse.  Aún mi padre y mi tío desconocían que había pasado con Mayita.  Yuyo había quedado tan marcado que rápido se supo que tenía coartada.  Todos ya estábamos esperando lo peor.  Se especulaba que por la depresión podía haber cometido la locura de atentar contra su vida o que algún desalmado le hubiera hecho daño. Llegó el domingo y me levanté temprano para estar en el negocio por si llegaba alguna noticia.  Pasó el domingo y nada.  En fin, ya todos sumidos en una gran pena, esperábamos la fatal noticia.  Llego el lunes, los piqueros estaban desmontando la pica que montaban frente al negocio todos años durante las fiestas patronales cuando cerca de las dos de la tarde vemos que se baja de una pisicorre que venía del pueblo con Mayita a bordo.  Bajo con dificultad como de costumbre y al voltearse pude ver que algo no andaba bien.

Algo era distinto, vestía las mismas ropas pero arrugadas, no tenía maquillaje pero ojeras si tenía, traía su bulto, pero esa sonrisa, está sonriendo, ¿porque sonríe?, ¿que pasó?  Mirando hacia el suelo como quien se avergüenza, levantaba la mirada de a poco para ver quien la veía.  Así llegó hasta el mostrador donde la esperaba mi padre que enseguida comenzó a interrogarla,

-"¿muchacha de dios, que ha pasado contigo?  donde andabas? estas bien?". 
-"si Gelo estoy bien, estoy demasio bien!"
-"¿pero que has hecho to este tiempo mujer?  ¿Donde has estao?"
-"Ay Gelo, la he pasao de maravilla, ahora si que estoy enamorá"
-"¿Pero, pero, de quien mujer de dios?"


Ya mi padre se había percatado de que estaba en buen estado y de buen humor, lo que nos tranquilizó. Así comienza a contar su odisea, como niño que visita Disney por primera vez.  Sus ojos brillaban y con sonrisa permanente nos contó que ese viernes, en vez de irse a vender al barrio como de costumbre decidió ir a vender al pueblo por primera vez, cosas del capitalismo.  La historia transcurre a finales de los setenta, las patronales todavía se celebraban en la plaza y caminando iba esta flor, cuando de repente la sorprende un piropo tosco y vulgar, "Si yo fuera gato y tú sardina, no te dejo ni una espina.".  En su vida Mayita había escuchado un piropo de alguien desconocido, fue como si Tinkerbell la tocara con la varita, temerosa miro hacia atrás para ver quien era el atrevido.  Cuanta fue su sorpresa cuando cruza su mirada con este molleto, grande, flaco y abusador que la miraba con lujuria.  Su descripción era algo extraña pues divagaba en ocasiones y entre suspiros pudimos descifrar que era algo parecido a un cruce de Chuck Norris con Johnny Ventura y la inteligencia Albert Einstein.  Que regalito, ah.  Lo que si estábamos seguros era de su profesión de machinero.

Nos contó que la sedujo y se la llevó para su trailer donde hicieron el amor "muchas veces, muchas veces, muchas veces, to los días, to los días, to los días".

-"Ay Gelo, eso fue una chulería!" "Ahora si que estoy enamorá! Yo no sabía lo que me estaba perdiendo, tanto tiempo como una sángana"


No piensen que el tipo tenia un trailer como el de Wisin y Yandel, no, no.  Era en un matre debajo del trailer donde cargaban las máquinas y pernoctaba el machinero, no recuerdo bien si fue debajo de la "Caja de Muerto o la Estrella", la cosa es que, ahí la mantuvo todos esos días como un objeto sexual.  Ella no protestó.  El bajaba al pueblo buscaba comida y le llevaba, como dos tortolitos. Por cierto nunca supimos su nombre, ella no soltó prenda en ningún momento.  El lunes mientras se desmontaban las máquinas la envió a su casa a recoger sus ropas porque se la llevaría con el.  Y es aquí que llega donde nosotros a contarnos.  Mi padre conociendo el pedigree de los machineros le dice:

-Mayita no te vayas, ese hombre te esta engañado, no te va a llevar con el,  ¿donde van a vivir?
-Mayita frunce el ceño y contesta con actitud: "el me dijo que me iba a llevar pa san tomas" seguido dio media vuelta y se fue para su casa.

Pasaron un par de horas, cuando sube Mayita arregladita, pintorreteada, con maleta en mano y su madre detrás a distancia razonable pidiéndole que no se fuera.  Pero fue imposible detenerla, eran cerca de las 6pm cuando abordo la pisicorre rumbo al pueblo.  Todos nos quedamos resignados, ¿que podíamos hacer? era una adulta, aunque estortolillá pero adulta, además algo nos decía después de ver su cara de felicidad que debíamos darle la oportunidad al amor.  Lastima que la vida no sea justa. Eran las cerca 9:pm cuando sonó el teléfono público del colmado, contesta mi padre,

-"Ay Gelo, búscame. Ay que dolor, maldito sea el amor y malditos sean los hombres, chorro e cabrones".

Pobre Mayita cuando llegó al pueblo no quedaba ni un solo trailer y del molleto ni las pisadas. Ni rastro. Se marcharon sin ella.  Lo buscó por todo el pueblo hasta que recordó las palabras de mi padre y se percató de su situación.  Solo que esta vez, ella también se aprovechó y descubrió cosas hasta ahora desconocidas que la convirtieron en mujer. Aquel molleto infeliz como lo llamaba ella, tuvo su propósito. Esta vez no se deprimió.  De ahora en adelante nada sería igual.

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