miércoles, 30 de diciembre de 2009

Qué costumbre tan salvaje…


Recientemente les comenté que me gustaban los cementerios, especialmente los antiguos, con panteones, criptas, mausoleos decorados con estatuas.  Quizás tenga que ver con mi apellido proveniente del griego.    Tal vez tenga que ver con el hecho de que estoy reñido con los dogmas religiosos que se alimentan del dolor de sus feligreses.  No, no estoy deprimido, por el contrario, me encuentro en un momento creativo, donde puedo descubrir belleza, aún en exiguas cosas. 

Veo la muerte como parte de la vida y pienso que solo muere, el que se olvida.  Llevo conmigo, vivos los recuerdos de todas las almas que por mi pasaron. 

Tal vez debamos volver a las antiguas costumbres de fiestar en los velorios. Hoy les regalo un poema lleno de vida que habla de la muerte, de Jaime Sabines.  Que lo disfruten.



¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir.
Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?
Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja, la introducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras, paletada tras paletada, terrones, polvo, piedras, apisonando, amacizando, ahí te quedas, de aquí ya no sales.
Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué no lo dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos hablaran sus huesos de su muerte? ¿O por qué no quemarlo, o darlo a los animales, o tirarlo a un río?
Habría que tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir.

JAIME SABINES

2 comentarios:

  1. Interesante cuestión.

    No hay duda de que la muerte es una parte más de nuestra vida, pero quizás acostumbrados a verlo desde un prisma algo egoísta, no somos capaces de quedarnos con su recuerdo y celebrar los logros en vida del fallecido. 'Preferimos' quedarnos con el dolor que nos deja su ausencia.

    Curioso poema por cierto. Gracias por compartirlo.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Hola te felicito por tu blog. Nunca había comentado aunque lo leo a menudo. A mi también me atraen muchísimo los cementerios, en Ponce está el Católico que tiene un valor histórico,artístico y cultural
    impresionante. Tú dices que tal vez debamos volver a fiestar en los velorios... Eso se ha perdido ya en muchos sitios y es porque ahora muere tanto joven asesinado y en accidentes que no se puede celebrar la vida dejada atrás en esas circunstancias.
    Yo solo tengo 32 años, pero soy de campo y recuerdo cuando mi abuelo murió, eso fue un velorio como los de antes, los hombres bebiendo ron y jugando domino y las mujeres conversando y preparando entremeses no había risas, pero tampoco llanto. Allí se celebró la vida plena que vivió mi abuelo y el ser un ser humano respetado por su barrio.
    Y estoy de acuerdo contigo en que solo muere el que se olvida.

    Feliz 2010!

    ResponderEliminar

Hola, gracias por tus comentarios.