Les dije que hablaría de Ponce, no tengo otro remedio, fueron tantos los lugares de interés que visitamos que no es justo escribir de ellos en un solo post. Cuando decidimos visitar Ponce, La Hacienda Buena Vista era mi parada obligada, podríamos dejar de ver cualquier cosa pero no Buena Vista. Me trae gratos recuerdos de mi niñez. Yo fui de esos niños que caminábamos varias millas entre montes para ir a la escuela elemental. Sí, soy del campo como mi amiga la licenciada. Que agradable fue encontrar todo tan bien conservado. Me transporte en el tiempo hasta la casita de madera machihembrada donde me crié, recuerdo el árbol de tamarindo donde jugamos, las lomas para tirarnos en yaguas jalda abajo, el rancho de tabaco, los camiones de caña, en fin, por poco me pongo a jugar.
El lugar es hermoso, importante, tienen que hacer reservación pues un guía te mostrará la Hacienda explicándote toda su historia desde que era una estancia de frutos menores hasta convertirse en una de las industrias agrícolas más productivas del país. Deben saber que esta hacienda tuvo la más moderna maquinaria de su tiempo. Incluso hoy se reconoce su turbina hidráulica como la única en el mundo y como una joya tecnológica. La Hacienda Buena Vista, está localizada en el Barrio Corral Viejo, al norte del municipio de Ponce, fue el primer proyecto del Fideicomiso en contar con un centro de visitantes y un programa de recorridos interpretativos regulares desde 1987. El recorrido toma cerca de hora y media.
Aquí tienen un poco mas de información para que se motiven a visitar esta joya puertorriqueña y al final el enlace con el Fideicomiso para que hagan sus reservaciones.
Actualmente, la Hacienda recibe cerca de 40 mil visitantes al año. Visitar la Hacienda Buena Vista o Hacienda Vives, como también es conocida, es como regresar al siglo 19, cuando la naturaleza, la máquina y el trabajo convirtieron a Puerto Rico en uno de los centros productores de café más importantes del mundo. La Buena Vista está localizada en el interior de un área montañosa entre Adjuntas y Ponce a través de la cual discurre el Río Canas. Es un área natural dominada por bosque húmedo subtropical con una importante diversidad de especies de flora y fauna. En el bosque se mantienen cultivos de café y frutos menores bajo la sombra de árboles nativos de maderas preciosas. El área natural cuenta con veredas diseñadas para recorridos guiados por intérpretes.
Valor Ecológico
La Hacienda Buena Vista se encuentra en un bosque húmedo subtropical, rico en vida silvestre. Aún cuando se introdujeron muchas plantas nuevas durante el periodo de la colonización y la etapa del desarrollo agrícola de la Hacienda, la vegetación nativa es evidente y diversa. La misma provee refugio para muchas aves de esta región, entre las que se destacan: el múcaro de Puerto Rico, el pájaro bobo menor, el san pedrito, la perdiz grande, el pájaro carpintero de Puerto Rico, el bien-te-veo y el zumbador, entre otras.
El suelo del bosque es también hábitat de coquíes, lagartijos, miriápodos, arácnidos y culebras. La variedad de peces, crustáceos y anfibios en el Río Canas contribuye a la biodiversidad del lugar. Entre las especies de peces nativos que habitan en el Río Canas se encuentran el dajao, la anguila, la guavina, el guábara o chágara y el salpiche. Por sus orígenes como estancia de frutos menores y su transformación en hacienda para el cultivo comercial del café, se desarrolló un sistema agroforestal variado que además de café incluye árboles de cacao, achiote, chinas y plátanos. La práctica de cultivar café bajo sombra, junto a estos y otros árboles, ayuda a mantener el balance ecológico del bosque y sostienen la vida silvestre del área.
Valor Histórico Cultural
En 1833 Salvador de Vives compró 482 cuerdas de terreno en las montañas al norte de la villa de Ponce y a orillas del Río Canas. Le llamó Buena Vista por la belleza natural del área. La Hacienda comenzó como una estancia de frutos menores pero, con la adquisición de un molino de maíz y una despulpadora de café en 1837, la familia Vives pronto comenzó a construir una de las más importantes haciendas de café de la región sur de la Isla. Con el permiso del entonces Gobernador de Puerto Rico, Rafael de Arestegui, en 1847 Carlos Vives, hijo de Don Salvador, comienza la construcción de un elaborado y novedoso sistema de canales que utilizaría el agua del Río Canas para mover la maquinaria de la Hacienda y, luego de usarlas, las devolvería al río.
En 1853 Carlos Vives decide expandir el sistema hidráulico de la Hacienda. Asesorado por un ingeniero inglés, compra una avanzada turbina a reacción patentada en Estados Unidos por James Whitelaw y James Stirrat y fabricada por la West Point Foundry de Nueva York. Esta turbina, la única en su clase que se conoce en el mundo entero, ha sido reconocida por la Asociación Americana de Ingeniería Mecánica como un tesoro tecnológico. El sistema hidráulico único de la Hacienda Buena Vista la convertiría en una de las más exitosas en el procesamiento de harinas de maíz y café de la región.El Fideicomiso de Conservación adquiere la Hacienda Buena Vista en 1984 y comienza un proceso minucioso de restauración de la maquinaria y las estructuras de vivienda originales.
Se llevó a cabo una investigación histórica detallada de los documentos conservados por la familia Vives y donados al Fideicomiso. Bajo el asesoramiento de expertos, el Fideicomiso restauró la Hacienda utilizando técnicas de construcción del siglo 19. Hoy, el visitante puede ver la maquinaria operar tal y como lo hacía en 1847.
Para más información pulsen el siguiente enlace: http://www.fideicomiso.org/
"Sigue pa lante mi hermano, que como dice una ilustre, " ... que de los buenos quedamos pocos.""
ResponderEliminarNo hay duda. Anonimo.
ResponderEliminarQuedan como cuatro felinos domesticos.