viernes, 20 de marzo de 2009

Como se goza en este país.

Conversación entre dos violinistas españoles:

- Oiga... ¿usted de dónde es?... - ¡Coño!... ¡pues, hostias, acaso no se me nota! ¡De Bilbao, joder! ¿De dónde si no?

- Perdóneme usted. Pero, ¡qué casualidad!... Yo soy de Santander...

- ¡Hostias, los dos del norte!... ¿Y usted a qué se dedica?
- ¿Yo? Soy violinista.

- ¡Me cago en la puta madre!... ¡Qué puñetera casualidad, yo también!

- No puede ser... ¿también violinista? ... Pues yo toco el violín de cojones, se lo advierto... Como violinista, ¡yo soy el mejor de España!

- ¿El mejor de España?... ¡Vamos, hombre, yo soy el mejor de Europa! - Mire si yo toco bien, que cuando lo hago en la iglesia de Santander, la Virgen de Madera llora!

- Pues pa' violinista de cojones yo, que el otro día toqué el violín en la catedral de Bilbao, y de lo bien que lo hice, bajó Jesucristo de la cruz, me dio un abrazo y me dijo: "Esto sí que es tocar y no lo que hace el pendejo ese de Santander que cuando toca hace llorar a mi madre..."

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Un gallego va a buscar a su mujer cuando salía del médico. Este al verla le pregunta:
- Maruxiña, ¿qué te ha dicho el médico?

A lo que la mujer le responde:
- Ahora no me acuerdo; no se si me dijo que tengo los ovarios jodidos o que me han jodido varios….

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En un aeropuerto de una de las ciudades de la antigua Cortina de Hierro, un espía huía de la policía secreta Rusa, la KGB. Estaba a punto de ser capturado, cuando, súbitamente, tropezó con una monja a la que le pidió que lo escondiera bajo su hábito.

Los agentes de la KGB preguntaron a la religiosa si había visto al espía y le dieron su descripción. Ella les informa que no lo había visto. Cuando ya el peligro había pasado, el espía salió de debajo del vestido de la monja y se inició el siguiente diálogo:

- Gracias, hermana, por haberme salvado de ser capturado por la KGB.

- Ha sido con mucho gusto, hijo.

- Tengo que decirle, hermana, que usted tiene unas hermosas piernas. ¿Se dio usted cuenta del besito que le di en las pantorrillas?

- Claro, hijo, mientras trataba de alejarse.

- ¿Sintió usted los besitos que le estampé en las piernas, antes de las rodillas?

- Sí, hijo.

- ¿Notó cuando fui subiendo y le cubrí las piernas de besos, arriba de las rodillas?

- Sí, hijo, contestó la monja mientras seguía tratando de alejarse.

- ¿Qué hubiera sucedido si yo sigo subiendo, y subiendo y llenándola de besos?

- Se detiene bruscamente la monja y le dice, ¡Pues que me hubieras besao los huevos, cabrón! Serás pendejo, ¡Yo también soy un espía!

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Varias personas se detienen frente a un edificio de apartamentos atraídos por los gritos que vienen del balcón del séptimo piso. Se observa que un hombre trata de tirar para abajo a una anciana. La vieja se agarra con las últimas fuerzas de la baranda y grita. La gente empieza a protestar:
- ¡Suelta a la pobre mujer! ¡Asesino!

El hombre grita desde el balcón:
- ¡Es mi suegra!

Un minuto de silencio. Luego un hombre de la multitud comenta:


- ¡Miren cómo se agarra la condená viejaaa, desgraciada…


2 comentarios:

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