Santa Margherita Ligure es muy bonita, limpia y organizada pensando en el turista. Barcos atracan constantemente dejando o recogiendo turistas y lugareños. Una estatua de Santa Margherita recibe al visitante en puerto. Fue interesante ver en este lugar la única muestra de homenaje a Cristóbal Colon de toda Italia considerando que este era genovés.
Se accede a la ciudad por un corto bulevar decorado con palmeras en las que sembraron otra planta parecida a un cactus que florecido engalanaba las calles con un rojo intenso. Ya estamos pensando como hacerlo en casa. Con un pequeño frente de playa aparenta ser un lugar de vacaciones muy visitado por turistas italianos que buscan el sol de la costa.
La parte histórica turística de la ciudad es peatonal, muy cómoda y fresca. Caminamos por las callejuelas sombreadas por los edificios de no mas de 5 o seis pisos de altura pintados al igual que en Portofino de colores ocres, amarillos, rosados y terracotas. Muchos cafés, restaurantes y tiendas de ropa, bultos y zapatos ocupan la primera planta de los edificios. En uno de ellos para nuestra sorpresa conseguimos los regalos para nuestras hijas a un buen precio.
Mientras almorzábamos conversamos con la camarera que resultó ser latinoamericana. Nos comentaba que había emigrado buscando trabajo y mejor calidad de vida pero que aunque tenia trabajo no se sentía tan gusto pues extrañaba muchas cosas de su país.
Fue notable la presencia latinoamericana en Italia. Llegué a pensar que seria España el lugar a escoger en una decisión tan importante por el idioma pero me equivoqué, Europa esta invadida por Latinoamericanos.
Me gusto mucho Santa Margherita Ligure pero llegó el momento de continuar la ruta de la Tutta Italia. Salimos de Santa Margherita Ligure rumbo a Milán Capital de la moda italiana. ¿Recuerdan en reseñas anteriores que les comentaba los sembradíos de distintos frutos locales? Pues le tocó el turno al archifamoso Risotto, el arroz italiano. Millas de sembradas de arroz bordeando la autostrada demuestran la importancia que los italianos le dan a su autosuficiencia alimentaria.
Aquí vamos rumbo a Milán.