domingo, 11 de enero de 2009

Hostal Casa del Sol y Restaurante El Cabuqui

Hostal Casa del Sol

Llegamos a Ponce el lunes 5 de enero, teníamos reservaciones en el Hostal Casa del Sol en la calle Unión #97 a dos cuadras de la Plaza las Delicias. Un hostal es en español lo que los gringos llaman un "Guest House". Casa de Sol es un conjunto de casa antiguas interconectadas por pasillos y jardines. Está en proceso de ampliación por lo que pronto tendrán más habitaciones disponibles. Nuestros cuartos estaban en lo que parecía la más antigua de las casas. Una casona de techos altísimos, los cuartos cómodos, como en Europa, algunos cuartos comparten baños, el piso en cuadriculado de mármol blanco y negro espectacular.

Pernoctamos dos noches, exactamente pernotar es la palabra pues lo que hicimos fue pasar la noche. Aunque también sirve para una estadía relajante de negocios o placer pues tiene varias salas donde puede descansar, conversar o leer un libro si así lo desea. Su gerente muy amablemente complació nuestros caprichos. Tienen desayuno continental disponible, incluyen un trago de cortesía por persona y el servicio fue estupendo, que más se puede pedir. Gracias a todos en Casa del Sol. Pueden acceder su página aquí: http://www.casadelsolpr.com/

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Restaurante El Cabuqui

Visitamos El Castillo Serralles, La Cruceta del Vigía y el Jardín Japones. Luego bajamos al pueblo para disfrutar de la ciudad histórica de Ponce. Es precisamente en una antigua casa centenaria que se habilitó para utilizarse como restaurante y es aquí que encontramos a El Restaurante Cabuqui. Como saben, no soy de Ponce, lo descubrí por casualidad y lo que me llamó la atención originalmente fue la estructura antigua y el buen gusto con que fue restaurada. Entramos cerca de las 7pm y pasamos a una terraza techada con un árbol de nísperos inmenso y un muro en ladrillos expuestos arropados por una hiedra joven. Una elegancia rústica relajada, temperatura agradable, la luz necesaria, pocos comensales, la ausencia de ruidos y buenos amigos presagiaban una agradable velada.

No me equivoqué. La mayoría tenía entre cejas, carnes rojas así que pedimos un tinto reserva y un escogido de entremeses deliciosos. Por cierto tienen una muy bien surtida cava de vinos. Las croquetas de jamón, estaban de delirio. Laura nuestra mesera, con la habilidad de alguien curtido por años en el arte del servicio nos atendió de forma magistral. Opté por la recomendación de Laura, un sabroso Churrasco de Ternera en sus jugos con majado de viandas y vegetales al vapor, uhmmm. Coñoooo. Perdonen lo prosaico, fue involuntario. Te botaste Laura. Además se ordenó Salmón, Churrasco en chimirurri, Espaggettis, Costillas y una Chuletas de Cordero en salsa de parcha, pa' matar. Las porciones generosas. Como era de esperarse, nada quedo para la evidencia del forense. No guardamos ni la etiqueta de dejar un poquito para el disimulo, nahhh. Comienza a llegar mas gente.

Del cielo nos bajaron al son del postre. Tienen buena variedad, escogimos Flan, Tres Leches y una Tarta de Queso y Guayaba. Maldición no sé por cual decidirme todos estaban alucinantes. Al principio me extrañó la textura sólida de la tarta pues prefiero los postres húmedos, no obstante el sabor de esa tarta no tiene igual, una sorpresa vesánica, decadente y preparada para quien sabe que peca sin remordimientos. Odié el momento en que se acabó.

Aunque trato de no repetir los restaurantes, El Cabuqui bien merece ser puesto a prueba nuevamente, otra buena razón para volver a Ponce. No tomé más fotos porque estaba muy ocupado. Con la barriga llena y el corazón contento, le deseamos a El Cabuqui el mayor de los éxitos.

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Apture

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